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::.:::::...:.::.:: 6Dic04 :::..::....::: 13:36 apología de un proscrito renderizado

Ayer hice todo lo que pude por ver la película de Los Increibles. Pero no pudo ser.

Como ya dije en un par de post anteriores, las Navidades ya han llegado para mal o para mal. Ahora es difícil ir al cine a ver la peli que quieres, pero aún puede ser peor. Cuando los colegios suelten a las tropas de la destrucción será imposible.

Como estamos en un puente, esto ha sido como un simulacro de lo que va a pasar en fiestas. Estoy hablando de colas larguísimas, empujones, niños lloriqueando, golpes, bajos instintos en los comercios, hurtos, etc... Vamos, lo que son hoy las Navidades...

Pero en realidad no escribo el post de hoy dedicado a este tema (aunque debería). En realidad quería hablar de un viejo problema con el que me he vuelto a encontrar muchos años después. Ya casi se me había olvidado. Me refiero a la incomprensión de la gente cuando ven que tienes veintitantos y quieres ver una película de animación (bien sean dibujos, ordenador, collage... da lo mismo).

Lo primero que piensan es que vas a acompañar a tus primos o algo así. El momento cumbre es cuando les dices que no, que vas porque quieres verla tu, sin niños. Es monumental. Esas caras, como la MasterCard, no tienen precio.

Y es que no les cabe en la cabeza. No entienden que eres un tio fascinado con la época en la que vives, con los ordenadores, con la imaginación, con la libertad creativa. No asimilan que se te caiga la baba viendo animaciones de ordenador. Soy colega de Nemo, fan de Monstruos S.A. y me cortaría tres dedos por trabajar en Pixar.

Me he pasado años explicando a la gente lo maravilloso que es una película de animación, el trabajo que hay detrás, las moles informáticas que esconde un render de una pequeña secuencia. Fascinante. desde antes de un story- board, hasta tu butaca en el cine.

Que poquísima gente me ha entendido.

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